Enfermedad listada

Maedi-visna

La enfermedad de Maedi-visna es una infección persistente por lentivirus en las ovejas. A menudo se agrupa con la artritis/encefalitis caprina de las cabras como lentivirus de los pequeños rumiantes. Maedi-visna también se conoce como neumonía progresiva ovina. Maedi-visna es un nombre islandés que describe dos de los síndromes clínicos reconocidos en las ovejas infectadas por el virus de Maedi-visna. «Maedi» significa «respiración dificultosa» y describe la enfermedad asociada a una neumonitis intersticial progresiva, y «visna» significa «contracción» o «desgaste», los signos asociados a una meningoencefalitis paralizante. La enfermedad pulmonar progresiva es la principal manifestación de la infección por el virus de Maedi-visna. Los análisis filogenéticos que comparan las secuencias de nucleótidos del virus de Maedi-visna y del virus de la artritis/encefalitis caprina han demostrado que se trata de lentivirus estrechamente relacionados. Una de las fuentes de transmisión del virus de la artritis/encefalitis caprina y del virus de Maedi-visna es el calostro y la leche. La fuente de transmisión horizontal en ausencia de lactancia sigue siendo desconocida; sin embargo, se sabe que las heces y los fluidos pulmonares albergan virus infecciosos. Maedi-visna y artritis-encefalitis caprina clínicas y subclínicas se asocian a lesiones inflamatorias progresivas de células mononucleares en los pulmones, las articulaciones, la ubre y el sistema nervioso central. La mastitis indurativa es común en ambas especies de huéspedes, y su importancia económica puede estar subestimada. La respiración dificultosa asociada a la emaciación causada por la neumonitis progresiva es la característica predominante en las ovejas clínicamente afectadas, mientras que la poliartritis es el principal signo clínico en las cabras. Sin embargo, la mayoría de las ovejas y cabras infectadas por lentivirus son en gran medida asintomáticas, pero siguen siendo portadoras persistentes del virus y son capaces de transmitir la infección a través del calostro o la leche y las secreciones respiratorias. No hay vacunas disponibles. No hay pruebas de que los humanos sean susceptibles a ningún lentivirus de los pequeños rumiantes.